29 de agosto de 2013

29 de agosto Día de Árbol

Hoy es un día especial para tomarse un minuto y pensar en cada una de las cosas que nos brinda la naturaleza para vivir plenos y que nosotros por el ritmo de la vida contemporánea olvidamos, descuidamos y hasta ignoramos.
Hoy, los árboles: nuestro recurso para RESPIRAR.

En nuestro país, cada 29 de agosto, se celebra el Día del Árbol para recordar la importancia de proteger las superficies arboladas. Desde nuestro lugar, queremos celebrar la maravillosa unión de vida que tenemos con los árboles dejando de lado sólo por esta vez las problemáticas que vienen aparejadas a estos seres; llámese deforestación, tala indiscriminada de árboles, desvalorización de zonas arboladas, derroche de papel desmedido, y cuántas otras cosas más. 

Mejor celebremos infomándonos y tomando conciencia de que están ahí, conciencia del valor que tienen esas siluetas imponentes, frescas, esplendorosas y protectoras, conciencia de la atención y cuidado que le debemos cada día.
Compartimos aquí una información bien rica, local y autóctona.


ÁRBOLES AUTÓCTONOS DE ESTEBAN ECHEVERRÍA


Los conquistadores, ante la falta de materiales propios del reino mineral para construir las primeras viviendas en el asentamiento del Puerto de Nuestra Señora de Santa María de Buenos Aires, talaron las arboledas halladas al alcance de sus manos y multiplicaron la matanza de toda suerte de animales, iniciando una etapa de la depredación paulatina. Se plantaron talas (Celtis spinosa), de cinacinas (Parquinsonia aculeata) y de espinillos (Acacia cavenia), aptas por aquel tiempo para organizar, en base a las espinas que las caracterizan, defensas, resguardos y corrales. Enroscadas en estos árboles autóctonos, se podían observar dos enredaderas típicas de nuestra región: el mburucuyá, pasionaria o flor de Cristo (Pasiflora coerulea) de curiosa y llamativa flor, y el tasi o doca (Morrenia brachystephana), de verdoso y abultado fruto que al madurar dispersa unas semillas plumosas.




El
tala pertenece a la familia de las ulmáceas, siendo de tronco pardo grisáceo con ritidoma superficialmente escamoso, de densa ramazón con ramas de dirección cincinal (En zigzag). Florece a principios de la primavera con flores muy pequeñas algo verdosas y unisexuales. El fruto consiste en una drupa de color amarillento al madurar y no mayor que una arveja, siendo dulce y comestible.




La
cinacina pertenece a la familia de las leguminosas. Su tronco presenta una coloración pardo verdosa con ritidoma con grietas en su superficie, siendo de ramazón muy abundante.
Este árbol nuestro de porte relativo florece en el verano con flores amarillas, hermafroditas y agrupadas en racimos. Su fruto es abundante y consiste en una vaina que contiene semillas de color pardo en su madurez.
Su madera es de poca resistencia y quebradiza, obteniéndose de su corteza una especie de brea que tiene propiedades medicinales.




El
espinillo también pertenece a la familia de las leguminosas. Es un árbol achaparrado de ramazón agreste. Florece a comienzos de la primavera con flores pequeñas y hermafroditas, amarillas y de rica fragancia, más grandes que las del conocido aromo, y no tan abundantes.
El tronco es pardo oscuro con el ritidoma superficialmente figurado, con ramazón espinosa. Su fruto es una vaina que se convierte en semileñosa en su madurez, alojando las semillas en su interior. De nuestras plantas autóctonas el espinillo, por lo menos en nuestra región, tiene presencia muy escasa. Fue árbol diezmado para ser usado su tronco y ramas como leña apta para cocinas y hogares.




El
tasi, cuyo nombre vulgar es doca, abunda en nuestra región. Pertenece a la familia de las asclepiadáceas, y también es considerada planta con atributos medicinales.
El cocimiento de la raíz del tasi se ha usado en nuestro país desde el más lejano pasado, particularmente por los aborígenes. Se menciona como uno de los mejores remedios para aumentar la secreción de leche en las mujeres que crían.
También se comenta que en el campo se ha empleado la raíz del tasi para facilitar la salida de los dientes y evitar los empachos gástricos en los niños, quizás recursos de antaño usados por el hombre que vivió inmerso en la soledad y en la lejanía.




La
passiflora es una enredadera que se desarrolla de manera salvaje. Desde tiempo inmemorial se lo considera como planta medicinal “como antiespasmódico de primer orden y uno de los mejores calmantes para los nervios” (1), pertenece a la familia de las passifloráceas.


FUENTE: http://historiametro.com.ar/web/
AUTOR: Pedro Campomar, historiador.

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