18 de septiembre de 2013

5 pasos simples para una alimentación ECOLÓGICA y SANA

Tanto los profesionales de la medicina, de la salud en general  y los practicantes de diversas disciplinas alternativas coinciden en que son tres los cuidados más importantes que debemos dar a nuestro cuerpo para conservar la salud el mayor tiempo posible. Éstos son la Alimentación, el Descanso suficiente y el Ejercicio. En esta oportunidad, nos ocuparemos de la alimentación, apegándonos al viejo aforismo que afirma:
“Somos lo que comemos”
Pero como además de pensar en nuestro propio beneficio también debemos pensar en nuestro gran hogar que es el Planeta, es importante cuidar lo que comemos para afectar lo menos posible a nuestro ambiente, porque como sabemos, sin duda todo lo que hacemos los seres humanos afecta en mayor o menor grado el equilibrio y la “salud” del planeta, por lo cual somos corresponsables. Por estas razones necesitamos pensar en tips o pasos a seguir para aproximarnos a lo que sería una alimentación más ecológica (a favor del Planeta) y más sana (a favor de nosotros mismos).

A continuación te mostramos 5 pasos prácticos para tener una alimentación más saludable y ecológica:



1. Piensa en la cantidad necesaria


Es importante reducir el esfuerzo digestivo y al mismo tiempo el derroche de comida. Si comés más de lo necesario, la digestión va a gastar mucha energía, y vas a pasar más tiempo somnoliento; en cambio, comiendo con moderación vas a estar más despierto y vas a reducir tus patrones de consumo. Con ésto no queremos decir que no comas, no es recomendable saltear comidas (lo sabrás), pero cuando te des cuenta que estás comiendo de más por ansiedad, no está mal que lo evites y te quedes con un poco de apetito. Es decir, vas a acostumbrar a "tu estómago" a comer menos y a tener menos hambre.

2. Consume alimentos de mejor calidad



Más sanos y limpios tanto para el ser humano como para el medio ambiente. A continuación, algunas recomendaciones para asegurarnos que la calidad de los productos que ingerimos sea la adecuada:
  • Comprá productos frescos en un mercado o feria local.
  • Evitá en lo posible introducir al cuerpo productos con muchos químicos, muy artificiales.
  • Comprá productos con el menor envase posible. Evita alimentos enlatados y plastificados (suelen tener muchos conservantes).
  • Comé más productos que no necesiten ser cocinados y mejor si son de cultivos ecológicos. 
  • Consumí alimentos con certificado ecológico avalados por controles oficiales que aseguren que no hayan sido intervenidos con procesos o sustancias químicas en el proceso.
  • Evitá comer más de 3 veces a la semana carne o pescado, o adopta una dieta vegetariana o vegana.
  • Evitá alimentos industrializados (conservas, snacks, etc.) a los que se les añade sustancias químicas diversas como los aditivos.

3. Consume alimentos orgánicos




En el caso de las frutas y verduras, informate y evitá los alimentos transgénicos (explicado al final de la nota), y revisa que no se hayan utilizado fertilizantes ni plaguicidas químicos para su producción.

Si se trata de explotaciones ganaderas, tené en cuenta el bienestar del animal, que no haya tomado productos químicos; que el tipo de comida de los animales no tenga aditivos con el fin de hacerlos crecer más rápido; y que sus condiciones de vida sean lo más natural posible…


Los alimentos orgánicos pasan los mismos controles sanitarios que el resto de productos que consumimos y, además, son sometidos a otros más específicos para comprobar que, efectivamente, son orgánicos.


4. La clave: ¡Mira la etiqueta!



Solemos escuchar los términos ecológico, orgánico o biológico en muchas ocasiones en diferentes productos alimenticios, pero gran parte de nosotros desconocemos qué diferencias hay entre cada una de estas definiciones...
La respuesta es sencilla: no hay diferencia; estos tres términos hacen referencia a los mismos productos, y se diferencian de los alimentos comunes porque tienen una certificación que nos indica que son ecológicos.

Si queremos comprarlos, por tanto, debemos leer las etiquetas de los productos y llevarnos los que tengan una certificación que demuestre que han pasado los controles de las organizaciones agrícolas e institucionales del país donde se producen.



5. De vuelta a lo natural




Las frutas y verduras orgánicas han sido cultivadas en terrenos fertilizados con abonos orgánicos naturales, sin pesticidas, y no se les ha añadido aditivos para su conservación; además, no proceden de semillas genéticamente modificadas (transgénicas). Los cultivos sostenibles son respetuosos con el medio ambiente, preservan las especies animales y vegetales que hay alrededor de las plantaciones, no contaminan los acuíferos, fertiliza la tierra, y respeta el trabajo del productor...


Por su parte, las carnes proceden de reses y animales que tienen una alimentación natural y no han sido tratadas con hormonas ni con antibióticos.

FUENTE:
Héctor Mauricio Benavides Márquez
Abogado de la Universidad Central de Venezuela y Diplomado en Seguridad; Salud e Higiene Ambiental
Valencia - Venezuela



GLOSARIO

Alimentos Transgénicos: son aquellos que fueron producidos a partir de un organismo modificado genéticamente mediante ingeniería genética. Dicho de otra forma, son aquellos alimentos obtenidos de un organismo al cual le han incorporado genes de otro organismo para producir las características deseadas, es decir, alimentos estéticamente perfectos en poco tiempo, sin respetar los períodos de la naturaleza. En la actualidad tienen mayor presencia de alimentos procedentes de plantas transgénicas como el maíz, la cebada o la soja. El problema es que no se trata de algo que solamente se maneja en los laboratorios. Los inventos de ingeniería genética se aplican al mundo de la agricultura, la ganadería y la salud, desde hace muchos años. Un pequeño grupo de grandes empresas trasnacionales se ha apropiado de la tecnología genética para producir y vender alimentos y aumentar sus ganancias. Ya no tenemos la seguridad de que todo lo que comemos cada día sean frutos naturales. Es muy probable que ya estamos comiendo alimentos que provienen de productos manipulados genéticamente en los laboratorios y ni cuenta nos damos.

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